Mi amante furtiva como la llamaba, marcó tremendamente mi sexualidad y mis conducta con el sexo opuesto. Recuerdo que me costó mucho, adaptarme a no cometer imprudencias con mis nuevas conquistas, en esa época era muy mal visto las relaciones sexuales prematrimoniales y las niñas bien, aspiraban a llegar virgen al matrimonio. Yo con apenas 17 años, tenía experiencia de sobra, que ya se la hubieran querido hombres de pelo en pecho. Casi un año, fui prácticamente un esclavo sexual al servicio de una mujer casada. Hoy en día y al recordar aquellas cosas se me paran los pelos, ya que hoy, si alguien hiciera algo así lo secan en la cárcel.
Recuerdo, que era tanto el abuso que me sometió que a veces y mientras preparaba la comida, pelaba porotos o papas, sentada en la meza, me llamaba y me hacía mirar por debajo de la meza. Estaba sin calzones y me pedía que le hiciera sexo oral, mientras preparaba la comida. Se imaginan la escenita, (una mujer preparando la comida, sentada alredeor de una meza, con las piernas abiertas y un muchacho, haciéndole sexo oral). Ahora y visto de la perspectiva de adulto, esta mujer era una pervertida, una corruptora de menores.
A mi ya no interesaba asistir a clase ni estudiar, sólo pensaba en el sexo y para dármelo, me condicionaba a que le hiciera sexo oral, en distintos lugares, mientras cocinaba en la meza del comedor, en la cocina, en el baño, etc., etc., y sólo después de eso, accedía a que yo la penetrara. Pero afortunadamente, luego pude volver a la realidad, salirme de su circulo y rehacer mi vida como un joven normal.
Ese verano como siempre, acompañé a mi padre al aserradero, ya yo era un joven mayor, tenia misiones de supervisor y mi papá me pagaba por ello.
Volví en Marzo al liceo y a mi nueva pensión, estaba encantado, las dos hijas de mi apoderado eran muy lindas, su señora una dama muy cariñosa, así es que mi estadía se hizo muy agradable. Cultivamos una amistad muy sincera, especialmente con la menor de ellas, que se mantuvo con los años y que guardo un especial cariño..
Recuerdo, que era tanto el abuso que me sometió que a veces y mientras preparaba la comida, pelaba porotos o papas, sentada en la meza, me llamaba y me hacía mirar por debajo de la meza. Estaba sin calzones y me pedía que le hiciera sexo oral, mientras preparaba la comida. Se imaginan la escenita, (una mujer preparando la comida, sentada alredeor de una meza, con las piernas abiertas y un muchacho, haciéndole sexo oral). Ahora y visto de la perspectiva de adulto, esta mujer era una pervertida, una corruptora de menores.
A mi ya no interesaba asistir a clase ni estudiar, sólo pensaba en el sexo y para dármelo, me condicionaba a que le hiciera sexo oral, en distintos lugares, mientras cocinaba en la meza del comedor, en la cocina, en el baño, etc., etc., y sólo después de eso, accedía a que yo la penetrara. Pero afortunadamente, luego pude volver a la realidad, salirme de su circulo y rehacer mi vida como un joven normal.
Ese verano como siempre, acompañé a mi padre al aserradero, ya yo era un joven mayor, tenia misiones de supervisor y mi papá me pagaba por ello.
Volví en Marzo al liceo y a mi nueva pensión, estaba encantado, las dos hijas de mi apoderado eran muy lindas, su señora una dama muy cariñosa, así es que mi estadía se hizo muy agradable. Cultivamos una amistad muy sincera, especialmente con la menor de ellas, que se mantuvo con los años y que guardo un especial cariño..
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