sábado, 21 de junio de 2008

La historia de pancho, Cap.XI, La acosadora

Ese año no supe como pasé de curso, me lo llevaba en la calle, tenía mucho miedo de volver a esa casa y encontrarme con mi acosadora, sobre todo, por lo que había escuchado y leído. Noticias de crímenes pasionales y pensaba que si el dueño de casa me pillaba con su mujer, podría matarme, eso me aterraba.



Afortunadamente llegó el verano y con ello las vacaciones, no tenía mayor interés en volver a Villarrica, ya que fuera del acoso que estaba sufriendo, mi polola me había pateado, para colmo de males.

Ese verano me reencontré con mi primo, el era ya todo un hombre, había vivido unos años en Concepción y veía la vida de manera diferente, ya no era el compesino que yo conocí en mi infancia.
Compartíamos dormitorio y una noche le conté lo que me pasaba con la señora de la pensión, pidiéndole que me diera consejos y me ayudara. Su reacción fue brutal, se enojó muchisimo conmigo, ya que un hombre de verdad no actuaba de esa forma con las mujeres y menos un hombre de nuestra familia. A las mujeres había que darle lo que pidieran, se refería al sexo, no dárselo era como demostrar flaqueza. Derecha mente me preguntó si era maricón, o si me gustaban los hombres. Enseguida hizo que me bajara de la cama y le mostrara el pene y muy enojado me dice "trae esa cuestión pa aca", me lo toma en sus manos y de un movimiento brusco, me echa el prepucio hacia atrás, dejándome el glande al descubierto y con gotas de sangre que me escurrían. Me gritó enojado, ahora ya eres hombre y actúa como tal, cuando esa mina quiera, tu le vas a dar. Después me dio una larga charla sobre sexo y lo bien que se pasaba, si uno era bien macho.
Me sentía avergonzado, le encontré toda la razón, había sido un mariquita y había sufrido en vano, ya que pude haberla pasado muy bien.

Después de esta charla y con una nueva perspectiva de lo sucedido, esperaba con ansias que terminara el verano, para sumirme en los brazos de mi supuesta amante.

Por fin llega marzo y el comienzo de clases, yo todo entusiasmado pensaba que llegando mi acosadora se colgaría de mis brazos o me visitaría en la noche, nada mas errado, estaba absolutamente cambiada, ni siquiera me miraba y su trato era muy frío, eso me desconcertó. Estaba enojada, la perdí para siempre, ya no le gusto, era para molestarme, y mil cosas.
Los meses pasaron lentos, trataba de hablarle y sólo me respondía con monosilábos, si no, sin darme tiempo a que le preguntara cosas.

Un fin de semana que no fui al campo, y mientras hacía tareas en un escritorio que me habían habilitado para hacer mis trabajos, pasó por detrás de mi, me tocó los hombros, me hizo cariño en el cuello y al oído me preguntó "todavía estas enojado conmigo". Como un resorte respondí, que nunca había estado enojado con ella, mas bien tenía miedo. Nuevamente se acercó a mi oído y me dijo, "esta noche tengo para ti una sorpresa".
Muy nervioso, esperé la llegada de la noche, supe que el dueño de casa, había salido fuera y solo estábamos los niños pequeños, ella y yo.

Apenas se obscureció yo estaba en la cama, recordaba lo que me había dicho mi primo y me imaginaba una y mil cosas. El tiempo transcurrió lento, sentía el movimiento de ella en la cocina, los niños ya estaban durmiendo, hasta que en un momento, siento que se apagan las luces del primer piso y empieza a subir la escalera, yo estaba profundamente editado, pasó por el lado de mi cama y me preguntó si estaba despierto. Asentí con la mano, no me salía la voz. No se cuanto tiempo transcurrió, pero a mi me pareció una eternidad, cuando siento que se abre la puerta y aparece con una bata corta y en calzones y sostenes, se introduce en mi cama y me empieza a acariciar. Estaba duro como un garrote y tremendamente nervioso. Se quita los calzones y me pone encima, yo creo que no pasaron dos minutos y ya había eyaculado, fue una sensación muy extraña, alegría, placer, descanso, todo en una misma vez. La mujer seguramente no alcanzó a nada y después de abrazarme y decirme que eso era todo y que no era tan terrible, se fue a su cama. Me dormí profundamente, no creo que serían mas allá de las 21.00 horas. Aún no amanecía, cuando la sentí que nuevamente se metía en mi cama. Ahora un poco mas relajado, la relación duró un poco mas y al menos la disfruté.
Bueno ahora tenía un amante, tenía sexo gratis, cariño y atenciones preferentes. Mi vida nuevamente dio un vuelco, ahora, no me importaba volver a la casa, sino que al contrario, se me transformó en un vicio. Habían días que tenía tres o mas veces sexo, en la mañana al mediodía y en la noche.

Ya no viajaba al campo los fines de semana, tampoco, me interesaba salir a la calle, sólo que mi furtiva amante, requiriera mis servicios. Todo esto fue minando mi estado físico, tenía una ojeras, que me las chuteba, pero estaba feliz. El estudio ya no me interesaba y solo trataba de no repetir el año, por no enojar a mis papás.
Pero todo lo bueno tiene un fin, y lo mio también lo tuvo. Supe la noticia que la familia, se trasladaría a Temuco, al dueño de casa, le ofrecieron cargo de director de una escuela y no lo podían rechazar.
Para mi fue terrible, parece que me había enamorado, tenía sólo 16 años y las dos mujeres que había conocido me abandonaban, no lo podía creer. Pero así fue. Antes de terminar el año, mi padre ya me había encontrado otro lugar. La casa del dueño de una zapatería, que tenía dos hermosas hijas. Esa es otra historia.

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