lunes, 23 de junio de 2008

La Historia de Pancho, cap. XIV., La Prueba

Rendí la prueba de aptitud, me fue malito, con una poca o nula preparación, mal podría haber rendido. En esa época no habían preuniversitarios, ni nadie preparaba para el examen. Quería estudiar derecho, pero de a donde, apenas saqué 560 puntos y lo mínimo lo exigía la Universidad de Chile, y era 740 puntos. Pude haber estudiado alguna pedagogía, pero eso no me atraía y decidí volverme al campo y ayudar a mi padre en sus tareas con el aserradero o el fundo que administraba. La decisión estaba tomada, me quedaría en el campo.
Habían pasado las fiestas de fin de año y llegó a mi casa un amigo de mi padre con su familia, de visita por unos días. A él le contó mi padre el resultado de la prueba, mi imposibilidad de estudiar derecho y mi decisión de quedarme en el campo. El de inmediato se opuso o que me quedara en el campo y se comprometió a llevarme a Santiago, lograr mi ingreso a alguna Universidad o a una escuela de las fuerzas armadas, ya que yo no me podía perder con el potencial que tenía.
Sacrificó este señor sus vacaciones y viajó conmigo a Santiago, yo la ciudad mas grande que conocía era Concepción y nunca pensé llegar a Santiago. La encontré grandisíma y estaba como asustado por el movimiento, la cantidad de gente y de autos que transitaban por las calles, fuera de los edificios tal altos que nunca había visto.

Llegamos a la casa de unos amigos de Clemente, así se llamaba este bondadoso señor. La dueña de casa profesora y el marido médico internista de origen japones. En esa casa estuvimos varis días, mientras Clemente averiguaba en las Universidades posibilidades para mi ingreso, cuando a un almuerzo nos encontramos con un Oficial de Carabineros de visita, vestía traje de montar, era alto y se veía impresionante con su uniforme, yo primera vez que veía a un Carabinero de cerca, nunca había tenido posibilidad de ver ninguno. Al enterarme de que andábamos en busca de una oportunidad de ingreso a las fuerzas armadas o a la Universidad, me recomendó ir a la Escuela de Carabineros, ya que se habían abierto inscripciones para llenar una vacantes del curso de Aspirantes a Oficiales-

Fuimos a la Escuela de Carabineros, hablamos con el Oficial encargado de estos curso, un oficial del grado de mayor nos recibió, era el segundo Carabinero que conocía en mi vida. Era un hombre que impresionaba con su postura, alto, con lentes de piloto, botas de montar. Me interrogo de donde venía y grande fue mi sorpresa cuando dijo que conocía la zona y él había sido Jefe de la Unidad de Carabineros de Pucón y conocía a la mayoría de los habitantes y especialmente a mi familia, que era gente de fiar.

Me preguntó por antecedentes que traía, no andaba con nada, sólo mi carne de identidad, pero sacó la cuenta que reunía los requisitos y que podía juntarlos en algunos días y acompañarlos mas tarde.

Al día siguiente, me encontraba rindiendo examen con alrededor de 100 postulantes de diversas partes del país. Pasé las pruebas sin mayor problema, solamente quedaba el examen de natación, yo no sabía nadar y estaba parado al borde de una piscina olímpica y en la parte mas profunda. Tocan el pito y todos se tiraron al agua, y yo también. No supe cuanto tiempo pasó, pero al rato me encontré al borde de la piscina, donde me hacían resucitación y me daban los primeros auxilios, me rescataron cuando me estaba ahogando y había caído como piedra al fondo de la piscina. Por mi valentía me dieron por superada la prueba y así, a los pocos días, me contaba entre los seleccionado para integrar el curso

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